Ruta de las Vías, Estación de Fregeneda - Vega Terrón |
Partiendo desde la estación de Valdenoguera y siguiendo la vía hacia el Norte
a tan sólo quinientos metros nos encontramos con el puente metálico que cruza
la Rivera de Froya; paraje precioso a primeras horas del día. El primer túnel,
denominado el de la Carretera, por atravesarla por debajo, es el más largo con
1.800 metros de recorrido en línea recta. De esta manera desde el comienzo se
observa el final y por ello aparenta no tener más de dos kilómetros de
longitud. No obstante, se hace eterno, y el agujero de salida siempre se ve
igual desde lejos. Al salir de éste nos encontramos con un arroyo, El
Pinganillo, que da nombre al pequeño puente que lo cruza. |
Antes de alcanzar el punto kilométrico 64 de la vía férrea (los hitos
kilométricos se localizan a la derecha de los raíles), a la izquierda
observaremos el barranco formado por el río Morgáez, aguas que se desploman
por una bella cascada, conocida por los lugareños por el nombre de, El Cachón
del Berrido. Dicho río es afluente del Águeda. En el comienzo de la travesía por estos parajes existen estrechos senderos a los laterales de la vía, ayudándonos a avanzar con comodidad, alcanzando pronto el siguiente túnel; en comparación al anterior resulta irrisorio en su longitud. Hasta ahora hemos circulado en línea perpendicular a Portugal, pero, una vez llegados al valle del río Águeda, el ferrocarril da un brusco giro de noventa grados hacía el oeste, avanzando en paralelo con el vecino país, a la vez que comienzan las emociones con el tercer túnel, el túnel de Morgado, con un oscuro trazado de curva. Al contrario que ocurría con los túneles anteriores, lo único que veremos en este al entrar es la oscuridad absoluta. Una precaución que debemos tener y más aun en el del Morgado, es la circulación entre los dos raíles de la vía ya que de no hacerlo así, correríamos el riesgo de sufrir un accidente por dos motivos: el primero es que pegados a las paredes de los túneles circula el alcantarillado, que esta tapado con losas de piedra. Sin embargo, algunas de ellas están rotas por lo que, si tenemos la suerte de meter un pie en uno de esos huecos, lo más probable es acabar con una pierna rota. Por si esto no fuera motivo suficiente para circular por el centro, deberemos tener en cuenta que periódicamente sobresalen de las paredes unos largos, gruesos y oxidados tornillos situados a la altura de la cara, que hay que evitar por todos los medios. Teniendo en cuenta este par de advertencias, circularemos por los túneles siempre por el centro de la vía. En este la oscuridad es cada vez mayor y llega un momento en el que no vemos nada. Seguimos andando y de repente empezamos a oír un rumor que poco a poco se va haciendo cada vez más intenso a medida que avanzamos. |
|
[Página principal] [<<< Página anterior] [Página siguiente >>>] |
© Reyconet, 2.001 |